Hoy me sentía muy triste y presionada por los múltiples problemas que acontecen en nuestra familia, tanto en la casa de mis hermanas como en la mía. Y todo por falta de amor y comprensión.
Desde ayer que Daniela estaba complicada de salud, me sacó de mi rutina: Venir en la mañana a la oficina, regresar por la tarde a la casa. Llena de problemas, mucho trabajo y últimamente la paz se ha marchado de mi hogar. Y sólo a fuerza de orar me he mantenido en pie (aún cuando el perro me mordió la posadera).
Hoy sin embargo a pesar de que Sandra parecía que se iba a marchar, que Daniela no mejoraba y el estira y encoge entre mis hijos que conviven conmigo, me hizo sentir sin fuerzas para venirme a trabajar. Pero cuando ya me venía de la casa hubo un intento de que las cosas volvieran a su cauce normal y como siempre es duro decir la verdad, que me nos hará libre, pues lo tuve que hacer con la poca fuerza que tenía.
Estando en la oficina, todo estaba igual de complicado, llamadas, cosas que no funcionan, reclamos de los dueños de los proyectos, etc. Y de repente una llamada de Carolina diciéndome que hoy mi mamá cumple 11 meses de que se fue y nadie se acordó de darle a hacer su misa mensual. También me sentí mal, porque tan pronto olvidamos a quien decimos que amamos.
A partir de ese momento,
todo volvió a su cauce, incluso en mi casa hubo un armisticio y se firmó la paz en medio de abrazos y lágrimas. Es cierto que aún no está ganada la batalla pero es un problema menos. Con un Dios vivo y presente en nuestros corazones todo es POSIBLE!!!!!
Alabado sea Dios!!! Ojalá que mañana una vez más podamos poner de nuestra parte y entrar un diálogo franco, tratando de equilibrar el amor y las necesidades de cada uno.